Vuelve el Premio Valle-Inclán (1er y 2do candidatos)

De aquí a marzo voy a poder hablar de los candidatos a ganar el Premio Valle-Inclán y sus 50.000 pelotes, que dirían en Cádiz. Son doce, y estas son las dos primeras:

Nuria Espert y Rosa María Sardá (por La casa de Bernarda Alba)



Produce El español, dirige Lluís Pasqual. Tiene que ser una adaptación impresionante, por las imágenes del trailer, como hundida en la sombra, como una naturaleza muerta. Me recuerda a la casa de mi abuela en las tardes de verano cuando se echaba el toldo y todo se cerraba y el tiempo era lento y las sombras y el silencio te sumían en un sueño extraño de fábulas y jazmínez.
En el 2004 Rosa María Sardá vino al Lope de Vega con "Wit", un largo monólogo en torno a esta vida que nos da una mujer, profesora especializada en los poetas metafísicos ingleses del siglo XVII, cuando está ingresada en un duro tratamiento contra el cáncer. La obra no sólo me gustó, fue más que eso, fue una revelación, Sardá nos llevaba de un lado a otro, del amor a la tragedia de contemplar los últimos días, del absurdo hospitalario a la belleza de las cosas; y todo con un humor, con una bondad, con una crueldad que a veces rozaba el cinismo, desgarradores.
Y era ella, esa actriz la que nos llevaba -divirtidísima y bella- a su terreno, un terreno metafísico y dolorido, sí, pero un terreno tan, tan vivo. Quiero a la Sardá desde entonces. También venía dirigida por Lluís Pasqual y se llevó, no sé, algunos premios y tres o cuatro años recorriendo España con el espectáculo. Por este papel yo le daría el Valle-Inclán con la barba y la bufanda incluida. Ella hace de La Poncia y Nuria Espert de Bernarda. Uno de nuestros personajes más más dramáticos para una de nuestras actrices más dramáticas. Sí, yo vi a Nuria Espert haciendo de Medea, a un metro, en la fila tres del Lope mientras ella bajaba al pasillo del patio de butacas con la mirada perdida y esa voz que es la explicación exacta del hielo ardiente.