Vuelta a Ingmar Bergman

"Mi pieza comienza con el actor que baja al patio de butacas y estrangula a un crítico, y lee en voz alta, de un pequeño cuaderno negro, todas las humillaciones sufridas que ha anotado. Luego vomita sobre el público. Después de lo cual, se va y se pega un tiro en la frente", de Diario de trabajo de I.Bergman, 19 de junio de 1964.
Hace tres o cuatro años vimos en casa no todas pero sí muchas pelis de Bergman y ahora estábamos pensando en retomar el asunto cuando me he encontrado con esta cita al inicio de "Imágenes", el libro que le dedicó el sueco a recordar las circunstancias y motivos, en definitiva, los recuerdos que aún guardaba de los rodajes y de las razones que le llevaron a sus propias creaciones. La cita me hizo gracia por su patetismo, porque muere el crítico y porque los únicos que salen indemnes del asunto son el autor y el director, papeles que, lógicamente, asume Bergman. Pero aparte de la vanidad de Bergman, este libro me demuestra una vez más que su pensamiento es profundo y que es capaz de decir la verdad a pesar de todo incluso de sí mismo. La descripción de su relación con el crítico Harry Shein es fría y calculada. El director se vengó de las críticas de Shein retratándolo de forma infame en algunos de sus filmes, y luego contrató a su mujer, Ingrid Thulin, obligando a Shein a viajar para verla y de paso ver el trabajo de Bergman. Finalmente, la relación fue para toda la vida, la Thulin se convirtió en fija en las películas de Bergman y Shein en uno de los pocos amigos de Ingmar.