Öper Öpis. Zimmermann y de Perrot en el Teatro Central

1. Un escenario móvil. ¿Qué significa una escena que se mueve, que bascula según los movimientos de los actores que caminan sobre ella? ¿Buscamos el equilibrio? ¿El equilibrio y la quietud son posibles? Me apabulla el grado de tensión capaz de conseguir esta compañía gracias a ese universo móvil (el año pasado fue un gran plato sobre el que giraba Zimmermann mientras luchaba con una caja de cartón), y me apabulla que sean capaces de contar su historia con tantos matices.



2. El tema es el amor. Esta es una historia de amor o, mejor dicho, del amor. Del enamoramiento, del desprecio, de los celos, de la soledad y cómo convivimos con todo ello sin perder del todo los papeles, o sea cómo nos las aviamos para vivir con otros y amarlos. Uf. Una pareja se conoce y comienza el delicado baile, el extraño equilibrio y así hasta grados insospechados de arriesgado funambulismo y saltos mortales. Y esa es la jodida tensión del amor: compensar, equilibrar los pesos y ser un poco o un mucho acróbata.
3. Pero qué casting! Fue curioso que al levantarnos de nuestras butacas, cada uno de los amigos que allí estábamos nos habíamos indentificado con un personaje distinto. No teníamos por qué hacerlo pero lo hicimos. Los personajes está muy bien elegidos y el casting es fabuloso, acróbatas reconvertidos en bailarines y actores, bailarines actuando con una vis cómica y un sentido del conjunto y de la precisión que requiere este espectáculo más que destacable. Una delicia.



4. Un mundo que suena. Existen muchas sorpresas visuales, uno está con los ojos como platos durante la hora y pico del espectáculo pero también está escuchando la banda sonora del corazón según lo entiende Dimitri de Perrot. DJ que va improvisando, rellenando los huecos y completando los significados o los juegos que los actores desarrollan en el escenario. El sonido como un actor más de la obra.

Suena mal, pero lo dije, ha sido uno de los mejores espectáculos de la temporada, de una profesionalidad aplastante y de un gusto exquisito.