Acaba de ganar Lluïsa Cunillé el Premio Nacional de Literatura Dramática por la obra "Aquel aire infinito", estrenada en 2003 y publicada en 2009 por Ñaque. Después del planeta a Eduardo Mendoza -nuestro prosista más teatral al que me he prometido una entrada en El Diablo-, este premio me alegra y me sirve de excusa para volver a otra lectura veraniega: "Barcelona, mapa de sombras". No voy a repetirme pero sí, pasé unos grandes días en Barcelona este lejano verano y me pareció el mejor momento para leer por primera vez a la Cunillé. Quise, lo confieso, ver antes la adaptación al cine de Ventura Pons "Barcelona, un mapa", pero insospechadamente no encontré una copia en "tota la ciutat", qué cosas.
Escrita originalmente en catalán y traducida por la propia autora, "Barcelona..." juega a la decadencia -de lo general a lo particular-: de una ciudad, de un barrio (eixample), de una casa y sus inquilinos. La ciudad penetra en el texto, ahí está el Liceo, el Paseo de Gracia, como elementos dramáticos, en aquel se originó el amor de la pareja protagonista, en el otro ocurrió la tragedia, el dramático y misterioso accidente que acabó un poco con sus vidas: el Paseo de Gracia es tabú, el Paseo de Gracia hay que quemarlo.
Cinco escenas perfectamente equilibradas -en binomios masculino-femenino-, se sucenden en las habitaciones de una casa de huéspedes. El matrimonio propietario aprovecha esa noche para comunicar a sus subarrendados que deben abandonar la casa y, habitación por habitación, la historia va adquiriendo matices, añadiendo la información justa que necesitamos para saber en qué situación estamos: dos viejos en su hora postrera para los que todo ha acabado y por eso se dice tanto como se calla.
Cada uno de los personajes que visitan muestran un tipo de derrota: el guardia de seguridad que nunca será por una lesión el futbolista que soñó ser; la vieja profesora de francés que vive en el mundo de ayer, desfasada y perdida; la inmigrante embarazada que huye sin descanso de cualquier raiz, de cualquier compromiso. Todo es triste y real y muestra la ambigüedad extraña que llevamos dentro. Pero todas estas historias son subtramas a la gran historia, la historia de la pareja: Ella y Él. Se conocieron en El Liceo, él era el portero, ella una aficionada a la ópera, una historia que nace con una mentira y... el que quiera saber más que lea.
Cómo me gustaría verla, se estrenó en la Sala Beckett de Barcelona en 2004, y en el Valle-Inclán este año 2010. Ahí va el trailer:
La foto de L. Cunillé de EFE.